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Estany d'Ivars i Vila-Sana

Estany d’Ivars i Vila-sana

A principio de abril, mi mujer Elena y yo nos dispusimos a conocer una zona de Lleida de la que habíamos oído hablar, pero en la que no habíamos estado nunca. Se trata del estany d’Ivars i Vila-Sana y alrededores.

El estany d’Ivars i Vila-sana es una masa de agua compartida por los dos municipios que le dan nombre, Ivars’Urgell y Vila-sana. Estos municipios están a la altura de Mollerussa, pero al no pasar ninguna autovía o autopista por ellos, son menos conocidos.

El estanque en sí es una masa de agua recuperada en 2005, pues a mediados del siglo XX se desecó con fines agrícolas. En esta web y esta otra se puede encontrar interesante información de este espacio.

Mapa de Google del estanque

Como elemento turístico de naturaleza es estupendo. El perímetro del lago es recorrido por una pista muy cómoda. De tanto en tanto hay puntos de observación de aves y zonas provistas de mesas y bancos para sentarse y hacer un picnic. El recorrido completo es algo menos de 6 km.

Desde que se volvió a inundar de agua y proteger, el resurgir de especies y de biodiversidad ha sido exponencial. Un ejemplo de las aves que podemos encontrar ahora puede verse aquí.

Nosotros iniciamos nuestro paseo desde el aparcamiento de Vila-sana y nos dirigimos al primer punto de observación de aves. Enseguida vimos gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) y cercetas carretonas (Spatula querquedula). No es muy habitual ver cercetas carretonas, lo que nos llenó de optimismo. Lamentablemente no volvimos a verlas en todo el viaje… Quizá estaban de paso…

Un poco más adelante pudimos observar, a pie de nido, una pareja de cigüeña blanca (Ciconia ciconia):

Hacía bastante viento y las aguas del estanque estaban agitadas. Las aves, si no estaban atareadas con alguna obligación, se refugiaban al cobijo de la vegetación de la orilla. A muchas podíamos oírlas, pero no verlas. De camino hacia el extremo más occidental del estanque nos encontramos somormujos (Podiceps cristatus), azulones(Anas platyrhynchos), alguna garceta grande (Ardea alba) de paso y también algún aguilucho lagunero (Circus aeruginosus):

Iniciamos ya la travesía en sentido contrario, por la ribera norte del estanque. En esta situación, teníamos el sol frente a nosotros, por lo que las fotos salían con una luz digamos… difícil.

A la altura de la torre de vigía hay una cómoda caseta observatorio. Desde ella pudimos ver y fotografiar una pequeña comunidad de cormoranes (Phalacrocorax carbo) que se secaban al viento:

Había muchas aves veloces, tipo vencejo, golondrina o similares. Son muy difíciles de fotografiar bien, por la velocidad y por lo errático de sus vuelos. En una de las fotos en que se ve uno relativamente bien, tras buscarlo en los libros, resulta que es un avión zapador (Riparia riparia):

Y como no podía ser de otro modo, nuestras amigas las fochas (Fulica atra) jugando al pilla-pilla, derrapando sobre las aguas…:

Las fotos, con luz en contra… pues más bien mal que bien, pero…

Llegamos ya a Cal Sinén, aproximadamente la mitad del recorrido.

Cal Sinén es un centro de interpretación. Además, hay aparcamiento para coches, lavabos, una pequeña tiendecita para comprar alguna cosa, zona de picnic, etc. Es un buen sitio para descansar un poco. Frente a Cal Sinén, mirando hacia el estanque, hay un nido de cigüeña blanca (Ciconia ciconia). Como Cal Sinén está un poco en alto, el nido queda prácticamente en la horizontal de la vista, por lo que era un desperdicio no aprovechar la ocasión:

Ya de regreso vimos en la distancia un par de rapaces más. La primera parecía una hembra (quizá inmadura) de aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) y el segundo, más pequeño, tenía los colores del cernícalo (Falco tinnunculus):

Regresamos al apartamento para comer. El apartamento estaba en Vila-sana, un pequeño municipio muy tranquilo y famoso por algunas de sus panaderías y de sus productos típicos. Es un centro de operaciones perfecto para visitar esta zona.

Por la tarde salimos a dar un paseo por el pueblo (que es como decir que salimos a dar un paseo por los alrededores del pueblo). En una de sus calles periféricas vimos algo que nos llamó la atención. Era como si una de las ramas de un árbol deshojado se hubiera movido… Enseguida comprobamos que se trataba de un mochuelo europeo (Athene noctua) perfectamente camuflado:

En un momento lo veíamos y cuando volvíamos a mirar, no estaba. Sin embargo no lo veíamos salir volando… y es que el refugio lo tenía en el mismo árbol:

Continuando nuestro paseo por los alrededores pudimos comprobar que, efectivamente, en la zona hay cernícalos (Falco tinnunculus)

…así como otras aves más comunes, como paloma torcaz (Columba palumbus), tórtola turca (Streptopelia decaocto), nuestros siempre fieles gorriones (Passer domesticus) y algún que otro mirlo (Turdus merula):

Al regresar al apartamento, nuestro mochuelo nos hizo un bonito regalo:

El día se estaba acabando. El cielo había quedado muy despejado con el viento de toda la jornada y ahora estaba más calmado. Decidimos volver a acercarnos al estanque, a ver sus colores con la luz de la puesta de sol.

Nos encontramos unas aguas más calmadas y algo más animadas de fauna que por la mañana. Es posible que la climatología les haya animado a salir, pero también es posible que sea algo habitual a estas horas:

…Y los cielos se fueron tiñendo de rojo poco a poco…

Al próximo día, ya de camino de regreso, hicimos una última visita al estanque. Fuimos directamente a la zona del mirador Torre de vigía. Allí pudimos ver de nuevo al aguilucho lagunero (Circus aeruginosus), los cormoranes (Phalacrocorax carbo) secándose al sol…

… y una garza real (Ardea cinerea) en la lejanía, al otro lado del estanque. Comprobamos que, efectivamente, están camuflados entre la vegetación. Cuando paseas por la otra orilla es imposible verlos por los cañizares:

… y unos simpáticos paseriformes, un gorrión (Passer domesticus) y probablemente un mosquitero (Phylloscopus trochilus):

Ya íbamos a abandonar el lugar cuando un chico, equipado con su correspondiente cámara y teleobjetivo me dice:

– ¿Estás haciendo fotos a pájaros?

– Sí. ¿Por?

– Es que hay un nido de tejedor aquí, y era por si no lo habías visto…

¿»Un nido de tejedor»? No, no lo había visto… eso me suena a mí a un pájaro extranjero… no lo he visto en mi vida…

¡Pues efectivamente! Se trataba de un teixidor (tejedor en catalán). En castellano se le conoce como pájaro moscón europeo (Remiz pendulinus). Por suerte no era ningún tipo de ave exótica… Es muy chulo y no lo habíamos visto nunca:

Seas quien fueres… ¡Muchas gracias amigo por el aviso!

Y hasta aquí el relato del viaje. Gracias Lleida por existir! Nos vamos con la intención de volver pronto.

La galería con todas las fotos.

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