A principios de julio Miguel Ángel y yo fuimos a dar un vistazo al Remolar, a ver qué nos encontrábamos. En los calurosos días de verano no suele haber mucha presencia de aves en los humedales. La mayoría ya están en sus destinos estivales del norte de Europa. Aún así, nos llevamos una grata sorpresa…
Era un día encapotado. Hacía calor, como corresponde al mes de julio, y amenazaba lluvia. Tuvimos que subir al máximo razonable la sensibilidad ISO de las cámaras para poder sacar alguna foto en la distancia… Las aves son seres diminutos y muy, muy rápidos…
Antes de llegar a ningún mirador, en la Bassa dels Alemanys ya nos estaba esperando una simpática azulona (Anas platyrhynchos):

En primer lugar dirigimos nuestros pasos al mirador del Aguait de la Maresma. Curiosamente, había bastantes ejemplares pero… prácticamente todos eran garzas reales (Ardea cinerea):



También había algún que otro ejemplar de otras especies… Una tímida cigüeñuela (Himantopus himantopus), alguna garceta común (Egretta garzetta) y algunos ejemplares de azulones (Anas platyrhynchos):


En eso que vimos aparecer en el horizonte, contra el cielo gris, una bandada de garcetas (Egretta garzetta):

Dieron un par de vueltas sobre su congénere y acabaron descendiendo junto a él. Ya he observado en alguna otra ocasión como si uno de los ejemplares hiciera de explorador y llamara al grupo cuando localiza un buen lugar. Donde antes imperaban las garzas reales (Ardea cinerea) ahora también había mucha garceta (Egretta garzetta):


Los esquivos pajarillos también tenían su espacio. Un simpático cistícola buitrón (Cisticola juncidis) se detuvo un poco frente a mí y me permitió fotografiarlo:


Un ejemplar joven de garza (Ardea cinerea) merodeaba en el borde de uno de los islotes:

Finalmente lanza su ataque…


A los azulones (Anas platyrhynchos) no parecía molestarles la presencia de los nuevos vecinos. Bebían plácidamente en la orilla y compartían el islote con las garcetas (Egretta garzetta):


Nuestra amiga pescadora seguía insistiendo, esta vez con mejor suerte:


El resto de las garzas merodeaban con la misma intención de saciar el apetito. Un ejemplar joven de gaviota patiamarilla (Larus michahellis) se lo piensa antes de meterse en el agua:

Nuestro amigo pescador ha mejorado la técnica y prácticamente no falla un tiro. Le vemos pescar una y otra vez, sin descanso. En las fotos podemos apreciar que los peces son atravesados por el afilado pico como si de un arpón se tratara:



Se aprecian las dos perforaciones producidas por el pico, antes de que engulla al pez:

Las garcetas (Egretta garzetta) no parecen muy interesadas en la pesca. De momento se dedican a arreglarse el plumaje:

En ese momento empezó a llover. No era una lluvia muy abundante, pero suficiente para calarnos si no estuviéramos bajo la protección de la caseta. No sabemos si debido a la lluvia, pero algunas garzas que estaban volando se apresuraron a tomar tierra:

Lo que sucedió a continuación nos sorprendió aún más: Las garzas y garcetas se alinearon mirando todas (o casi todas) en una dirección:


También otras especies, como las cigüeñuelas (Himantopus himantopus) parecían alineadas en la dirección correcta:

Incluso nuestro amigo el pescador abandonó en esos momentos su grata tarea y se alineó en la dirección correcta:

La pesca había dejado de ser prioritaria… Miguel Ángel argumentó que, seguramente, las aves que pescan no pueden ver correctamente a través de la superficie si ésta no está lisa. La caída de las gotas sobre la superficie dificulta localizar los objetivos que se encuentran en el agua…
En cualquier caso, la actividad se detuvo en el estanque y todos permanecieron estáticos y mirando al frente hasta que la lluvia fue amainando.
Cuando dejaron de caer las gotas, las cigüeñuelas (Himantopus himantopus) volvieron a sus quehaceres y los azulones (Anas platyrhynchos) parecían querer librarse de las gotas que les cubrían.


Un chorlitejo chico (Charadrius dubius) también se dejó ver:

Las garcetas (Egretta garzetta) retomaron sus ocupaciones, principalmente la pesca… otear el agua en busca de algo que llevarse al pico:


La convivencia de garzas reales (Ardea cinerea) y garcetas (Egretta garzetta) suele ser pacífica, aunque en alguna ocasión alguien siente invadidos sus dominios:


Tras el abandono del agente molesto todo vuelve a la normalidad:

Nos desplazamos al mirador de la Bassa dels Pollancres. Aquí no se veía abundancia de fauna. En el centro del estanque había una cigüeñuela (Himantopus himantopus) con el que seguramente era su polluelo. La altura del agua en sus patas evidenciaba la escasez de la misma. Seguramente en esta balsa no era posible la presencia de peces.

La cigüeñuela hacía cortos vuelos, dando vueltas alrededor del polluelo y emitiendo sus característicos kaiíc, kaiíc, kaiíc… Miguel Ángel comentó que seguramente estaba empezando a animar al polluelo a que hiciera sus primeros vuelos, aunque con poco éxito…
Muy al fondo, de vez en cuando veíamos pasar corriendo a una gallineta común (Gallinula chloropus), de un extremo al otro. Y algo más cerca, un andarríos chico (Actitis hypoleucos) también picoteaba en la fina película de agua que formaba la balsa.


Y de vuelta otra carrera de la gallineta (Gallinula chloropus), ante la atenta mirada protectora de la cigüeñuela (Himantopus himantopus), a una distancia prudencial de su polluelo:

Durante un rato la cigüeñuela no se apartó del polluelo. Había dejado de volar y permanecía e su lado sin moverse… Hasta que vimos una mancha marrón salir del lado izquierdo de donde estábamos. No nos dio tiempo a ver bien de qué se trataba… Disparamos las cámaras en la dirección del ave con la esperanza de captar algo:

la cigüeñuela salió detrás de él. Estas aves son capaces de enfrentarse a depredadores más grandes que ellas para defender a sus pequeños:

La trifulca acabó enseguida. El supuesto aguilucho abandonó la escena. Al parecer, la cigüeñuela no era la única preocupada por la presencia del depredador. Enseguida salieron de su escondite un par de azulones (Anas platyrhynchos) y un polluelo de calamón (Porphyrio porphyrio):


La actividad normal regreso a la balsa. La cigüeñuela volvió a alejarse del polluelo, como esperando de él alguna reacción:


Antes de abandonar este mirador, una lavandera boyera (Motacilla flava) le dejo entrever bajo las cañas y hierbas:

Como en esta balsa no parecía que hubiera mucho más que ver, decidimos dar otra oportunidad al aguait de la Maresma. Además, estaba empezando a llover de nuevo y había que hacer tiempo para que escampara…
Cuando llegamos vimos otra demostración de disciplina… Todas las garzas se encontraban de nuevo mirando en la misma dirección, aunque en sentido contrario a la anterior:

Cuando cesó la lluvia, todos volvieron a sus quehaceres:

Algunos incluso más agresivos que antes:

Una azulona (Anas platyrhynchos) venía hacia nosotros. Evidentemente, nuestra presencia le era indiferente, pero su dirección era tan dirigida a nuestra posición que me hizo gracia fotografiarla:

Durante nuestra ausencia también habían llegado un tarro blanco (Tadorna tadorna) y un morito (Plegadis falcinellus), que completaron el elenco del día:


Está claro que la intervención que se hizo en esta laguna a principios de año ha sido un éxito. Se ha recuperado la vida acuática de la balsa, lo que atrae a muchas especies y ejemplares a la misma, aún estando en uno de los meses más calurosos del año.
Como curiosidad, durante un rato estuvimos observando a una garza real (Ardea cinerea) que prestaba mucha atención a algo oculto entre los matorrales… Por sus ataques y los saltitos hacia atrás de vez en cuando nos hizo pensar que quizá estaba intentando capturar algún tipo de reptil, como por ejemplo, alguna culebra…

Por desgracia no llegamos a ver el desenlace…
Finalmente marchamos, no sin antes hacer una foto general del estado del estanque:

Y para ver alguna que otra foto más, la galería.