Hace ya tiempo que Óscar y yo habíamos comentado la posibilidad de hacer una escapada pajarera por los alrededores. En está época la fauna del Remolar está bastante animada, por lo que acordamos fijar esta visita para el sábado, aunque las previsiones del tiempo no fueran buenas. Nos acompañaban Elena y Cristina. El día había empezado con llovizna. Quedamos a las 09:00h y tomamos un cafetito (y algún cruasán) mientras decidíamos qué hacíamos. ¡Al final nos decidimos! ¡No hay sitio para los cobardes! Así que cogimos el coche y sobre las 10:30h iniciamos nuestra excursión.
Recorrimos la Carretera de la Vilada con la mirada puesta en el cielo. Aunque había nubarrones, el sol de vez en cuando se abría paso entre ellos.
Al cruzar el puente de la Vilada dimos un vistazo a uno y otro lado. De momento poco movimiento…
En esta ocasión las fotos las iban a hacer Óscar (que llevaba una DSLR) y Elena (con una bridge). Cristina y yo miraríamos con los prismáticos.
Elegimos el mirador del Aguait de la Bassa dels Pollancres para empezar. De camino, Óscar quiso hacer alguna prueba fotográfica y empezó por una garceta común (Egretta garzetta) que pasaba sobre nosotros:

No es una foto fácil, pero sirve para comprobar que, efectivamente, las nubes se disolvían y podían verse pequeños pedazos de cielo azul.
Un par de florecillas fueron sus siguientes objetivos. Podría tratarse de una margarita amarilla y de algún tipo de orquídea silvestre:


Llegamos al mirador. Estaba completamente vacío de humanos, pero al otro lado de las ventanas había bastante agitación aviar…
Enseguida vimos una garza real (Ardea cinerea) dormilona y unos cuantos flamencos (Phoenicopterus roseus) muy afanados en comer:


En ese momento descubrimos un invitado ilustre. En la isleta central, bastante camuflada por la vegetación, una garcilla cangrejera (Ardeola ralloides) se movía sigilosamente:

Parecía querer mantener la distancia con el resto de las aves. Las cigüeñuelas (Himantopus himantopus) suelen ser agresivas, pero en este caso no parecía importarles la presencia de la garcilla:

Las fotos de otros flamencos (Phoenicopterus roseus) nos permiten descubrir en primer plano y fuera de foco a una pareja de patos colorados (Netta rufina):

Oscar pudo capturar también otras especies de patos que iban arriba y abajo: un ánade azulón (Anas platyrhynchos), un zampullín (Tachybaptus ruficollis) que venía bastante remojado…
… y una gallineta común (Gallinula chloropus) que, tras darse una paseo por el islote, decidió alejarse nadando:
Salimos del mirador de la Bassa dels Pollancres para dirigirnos al mirador del Aguait de la Maresma. De camino nos detuvimos en las balsas artificiales que han construido para recuperación de anfibios. Tras unos instantes de inmovilidad y atención pudimos descubrir algunas ranas…


… y alguna libélula!

Entramos en la caseta. En este mirador ya no estábamos solos. Había varios fotógrafos. Aún así había espacio de sobra y pudimos observar y fotografiar hacia todos los ángulos posibles de la caseta sin problemas.
Una garceta común (Egretta garzetta) cruzó el estanque volando:

También pudimos ver una focha (Fulica atra) que se desplazaba a gran velocidad y algún que otro morito (Plegadis falcinellus) que al aproximarse a la caseta nos miraba de reojo:
Óscar descubrió también, en el islote de la izquierda, la presencia de otra (o tal vez la misma) garcilla cangrejera (Ardeola ralloides). Lástima por los alambres del cercado…

Un poco más a la derecha, en este mismo islote, vimos un huevo abandonado. Por el tamaño, debía de pertenecer a un ave un poco grande. De lo que sí estamos seguros es de que no pertenecía a la cigüeñuela (Himantopus himantopus) que paseaba a su alrededor…

En el flanco derecho de la caseta teníamos algunas aves tipo «garza» que estaban aletargadas, descansando. El algún momento sacaron la cabeza de debajo del ala y pudimos comprobar que se trataba de varios ejemplares de espátulas (Platalea leucorodia):
En el islote central, una pareja de gaviota patiamarilla (Larus michahellis) celebraban que la primavera había llegado:

En el flanco izquierdo de la caseta Óscar descubrió una focha (Fulica atra) con un par de polluelos. Los polluelos de la focha son bastante feotes:

A este lado del parque tampoco podían faltar los flamencos (Phoenicopterus roseus), algo más tranquilos que sus colegas, junto a una garcilla bueyera (Bubulcus ibis) camuflada…

…Y algún que otro tarro blanco (Tadorna tadorna):

Emprendimos el camino de regreso. Esta vez, a uno de los lados del puente de la Vilada vimos unas tortugas:

Y además pudimos asistir a una sesión de pesca por parte de unos charrancitos (Sterna hirundo):


Dando por finalizada ya nuestra visita, una lavandera (Motacilla alba) parecía querer indicarnos el camino de salida:

Aquí está la galería con alguna fotillo más…